El adecuado desarrollo físico y emocional de un cachorro pasa por la convivencia con su familia, su madre y sus hermanos. Por eso, nunca debemos tener prisa en separar al cachorro de su madre. Las primeras semanas de vida de un cachorro son fundamentales y las debe pasar con sus hermanos y con su madres. El número mágico en este caso son las 7 semanas de vida.
Para los perros es muy importante la socialización, y eso solo se aprende si el animal está en contacto con otros perros. La interacción con sus hermanos, los juegos entre ellos y con su madre harán que el cachorro adquiera hábitos de comportamiento correctos. Un cachorro separado de la madre nada más nacer, tendrá grandes dificultades para tener una relación normal con otros perros de adulto.
Una vez que el cachorro ya viva con nosotros, también es importante que nuestro animal se relacione con otros perros durante los paseos, en el parque, etc. De este modo, nuestro animal se socializará correctamente y evitaremos problemas de conducta, agresividades, etc.